Calzas blancas en sirvienta cubana de enorme culo calientan a patrón que le pide enterrar la salchicha en su coño latino. Carmen De Luz hace su trabajo mientras el cargoso observa cada movimiento, pero no es para controlar, sino que los leggins se entierran tanto entre las nalgas que el deseo de un polvo se viene de golpe. Por suerte tiene el sí fácil y en segundos está saboreando el palo mientras lo mira con esa cara de puta que caracteriza a la mujer de la tierra de Fidel. En cuatro patas logra estacionar dentro de la loca que no para de ir adelante y atrás para complacer al patrón.